“El teatro colombiano sí ha narrado el conflicto, no ha estado de espaldas a las distintas violencias que hemos vivido”. La frase de Marina Lamus, una de las investigadoras de las artes escénicas más importantes del país, es una conclusión del estudio Luchando contra el olvido, la dramaturgia del conflicto, que inventarió 300 obras de teatro de los últimos 35 años, buscando la estética con que el horror se ha puesto en escena.
Los resultados del trabajo, que duró un año y fue promovido por el Ministerio de Cultura y la Comisión de Memoria Histórica, quedaron consignados en un libro que se lanza esta noche en el Museo Nacional. En él se recogen, no solo el análisis de los investigadores Enrique Pulecio y Hernando Parra, bajo la tutoría de Lamus, sino también una selección de las 32 obras más representativas a la hora de documentar los hechos de guerra que ha vivido el país.
Están desde el clásico Guadalupe años sin cuenta, de La Candelaria; La Siempreviva, de Miguel Torres, y Los adioses de José, de Víctor Viviescas, a otras más recientes como El Ausente, de Felipe Botero, y Cada vez que ladran los perros, de Fabio Rubiano.