sábado, 13 de agosto de 2011

El cierre con las baladas Nos. 1, 2, 3 y 4 de Chopin

Para la segunda parte tendremos el cierre con las baladas Nos. 1, 2, 3 y 4 de Chopin, piezas cargadas de dramatismo y romance, hechas con la profundidad que solo le puede dar un conocedor a cabalidad del instrumento, como lo fue este compositor polaco. Especializado en la obra de Bach, Feltsman es un invitado frecuente de los festivales de verano y de las grandes orquestas americanas, como la Filarmónica de Nueva York, con la que hace un par de años interpretó las variaciones de Rachmaninoff sobre un tema de Paganini. El de hoy es un programa netamente clásico, apropiado para los espectadores que quieren disfrutar, sin los sobresaltos del repertorio de vanguardia, de la tradición musical de occidente en su máxima expresión.

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sonata patética de Beethoven

Comienza la función con la partita No. 1 en Si bemol mayor de Bach, un creador que siempre hace sentir inteligente al oyente porque narra sus obras con una fluidez comprensible para cualquier ser humano. Los códigos auditivos establecidos por Bach siguen siendo hoy en día el punto de partida para intérpretes y compositores alrededor del mundo. Todas sus piezas, llenas de serenidad y de reflexión, conmueven hasta el oyente mas disperso. Continúa el programa con la sonata patética de Beethoven, escrita a finales del siglo XVIII cuando Ludwig apenas llegaba a los 27 años. Todas las sorpresas que el oyente espera de esta obra las encontrará en la interpretación de Feltsman, que afortunadamente se sigue sorprendiendo con ella cada vez que la toca.

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Opinión: Un programa clásico

La música habla por sí sola. Esta afirmación, atribuida a Igor Stravinsky y luego repetida en varias ocasiones por Charlie Parker, se la escuché en una entrevista al pianista Vladimir Feltsman, quien se presenta hoy en el Teatro Mayor a las 11:00 a.m. con un taquillero programa de concierto. Dice además este ruso-estadounidense que, a pesar de estar tocando desde hace más de 30 años obras como las que ejecutará esta noche, siempre descubre algo nuevo de ellas, porque en el momento en que deje de aprender, se acaba su carrera musical, frase lastimosamente cierta para muchos concertistas. También afirma Feltsman que su propósito siempre es "transmitir al público la energía plasmada en estas partituras", fortaleza que requerirá en altas dosis ya que el repertorio para hoy es muy exigente desde el punto de vista físico.

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