Rosita Quiroga y Azucena Maizani marcaron el rumbo de las muchas cancionistas que surgieron a comienzos de la década del veinte, iniciando la participación definitiva de la mujer en el tango.
Su vestimenta característica fue con trajes masculinos tal como puede observarse en la película "Tango" o bien, con atuendos criollos de gaucho. Esta imagen agresiva para una mujer, que contrastaba con la realidad de su tiempo, no le impedía transmitir su personalidad romántica y sentimental.
En la película La sonrisa de mamá dirigida por Enrique Carreras en 1972 Libertad Lamarque se vistió de gaucho y cantó junto al retrato de Azucena Maizani.
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